Confi-Dental
Conceptos modernos en mercadotecnia odontológica
¿No les gustaría volver a inventar a los dentistas en esta era de modernidades y sorpresas? ¿No creen ustedes que es importante que los directores de las abundantes escuelas particulares de odontología conozcan estas modificaciones y las implementen en sus planes de estudio) ¿Les parece que haga yo aquí un intento?
Cuando después de estudiar Ingeniería Química durante dos y medio años entré en 1965 a la Facultad de Odontología, de la que me siento muy orgulloso ya que era la crema de la crema en el país, se decía que para ser cirujano dentista era conveniente tener una gran habilidad manual, haber sido más o menos buen estudiante de biología, no llevarse bien con las matemáticas, la física y la química y ser muy metódico, muy ordenado, muy limpio… y no tener asco de los fluidos corporales. Entonces, alguien que armaba avioncitos a escala, por ejemplo, podría haber cabido en esta descripción.
Conceptos modernos en mercadotecnia odontológica
¿No les gustaría volver a inventar a los dentistas en esta era de modernidades y sorpresas? ¿No creen ustedes que es importante que los directores de las abundantes escuelas particulares de odontología conozcan estas modificaciones y las implementen en sus planes de estudio) ¿Les parece que haga yo aquí un intento?
Cuando después de estudiar Ingeniería Química durante dos y medio años entré en 1965 a la Facultad de Odontología, de la que me siento muy orgulloso ya que era la crema de la crema en el país, se decía que para ser cirujano dentista era conveniente tener una gran habilidad manual, haber sido más o menos buen estudiante de biología, no llevarse bien con las matemáticas, la física y la química y ser muy metódico, muy ordenado, muy limpio… y no tener asco de los fluidos corporales. Entonces, alguien que armaba avioncitos a escala, por ejemplo, podría haber cabido en esta descripción.
Nunca nos imaginamos la dependencia tan seria que ahora tenemos precisamente de estas materias, que so0n las que más se acercan a la exactitud, cuando escogemos nuevos materiales dentales o tenemos que escoger nuevos equipos. Además, idealmente tenemos que saber de inmunología, de bioquímica, de transplantes, de hemodinámica, de microbiología, de nuevas patologías… y de ciencias básicas. Esta época es en la que se están rompiendo viejos paradigmas sociales, históricos y en nuestro caso, científicos y tecnológicos. Y seguramente ya todos hemos notado que se está creando además, una nueva moral y una nueva manera de ver el mundo.
Si ustedes voltean a ver a su alrededor, notarán que los dentistas de éxito que conocemos y que no son pocos, poseen otras cualidades que los alejan de la mediocridad. Tienen, por ejemplo, una mentalidad mucho más empresarial y no es raro que muchos de ellos legítimamente posean otro tipo de empresas que les producen ingresos. También notarán que esa cualidad empresarial, indispensable y vital ahora, los hace ser más receptivos, más dispuestos a la comunicación interpersonal y a la negociación, más abiertos a los cambios, más pendientes de las noticias, más cultivados, y además siempre más osados y temerarios, cualidades que los separan de aquellas almas tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.
Claro que esto no sucede siempre ni con todos; la biología y quienes nos dedicamos a ella no somos, ni nunca seremos totalmente exactos. Todavía falta que la generalidad de los dentistas lean libros de literatura y a los grandes autores, que conozcan la historia y a quienes la han cambiado, que conozcan nuevos lugares, que se interesen por el medio de vida de otros pueblos y los comparen con el nuestro; que lean diariamente los periódicos; que dependan menos de la televisión y el radio; que entren al mundo fascinante de la computación, que cultiven la pintura, la escultura, la música, la literatura, la poesía…, bellas artes que imitan lo visible y que crean o inventan lo invisible, y que enriquecen nuestras almas.
Siguiendo el ejemplo de estos dentistas de éxito y si dependiera de mí, yo añadiría a la lista de requisitos que mencioné antes, los ocho siguientes:
1. Aumentar la variedad, la calidad y calidez de nuestros servicios para hacerlos más aceptables, a ellos y a nosotros, entre la sociedad. Tenemos una mala fama entre el público que nuestros antecesores se ganaron a pulso, ahora tenemos que cambiarla. Podemos hacer que los villanos ahora sean los otorrinolaringólogos, o los proctólogos, por ejemplo. Tenemos que ponernos en los zapatos de los pacientes y ver nuestros consultorios acostados en el sillón, con la luz en la boca y con un individuo mirándonos mientras sostiene una pieza de mano y un espejo.
2. Tenemos que fomentar el respeto y aumentar el conocimiento de la ciencia y la matemática para hacer a nuestra ciencia más exacta y predecible. Estas son lo único que nos aproxima a la verdad y a la exactitud; dijo Carl Sagan, célebre astrofísico y eminente difusor de la ciencia, que son nuestra única vela en la oscuridad;
3. Elevar nuestra cultura general, que nos acerca al entendimiento y comprensión de lo que pasa a nuestro alrededor y es la única manera de distinguir entre lo que se acepta y se rechaza. Aumentar la cultura general incrementa nuestra capacidad de comunicación, que es crucial para evitar problemas y conflictos y aumenta nuestro número de amigos;
4. Se ha dicho que las mentes son como los paracaídas: sólo sirven cuando se abren, y por ello hay que abrir nuestras mentes, y
ampliar nuestros criterios, ver la vida en IMAX, para ponernos en el lugar de los demás y aumentar nuestra tolerancia y paciencia y aceptar que debemos cambiar nosotros, en lugar de esperar a que el mundo cambie. El viejo refrán “me quebro pero no me doblo” ha mostrado ser un sofisma: lo que se dobla, pero no se “quebra” es lo que perdura. Tenemos que adaptarnos al medio, cosa que ha hecho que algunas especies mejoren y perduren, tal y como lo dedujo el genio de Carlos Darwin. Adaptarnos significa aceptar con la mente abierta los cambios que produce el progreso, adoptar nuevos horarios y lugares para vivir y trabajar; aumentar nuestro número de amistades e intereses. Desechar lo que mentalmente nunca hemos empleado para introducir nuevos conceptos, nuevas y maravillosas ideas y maneras de encarar la vida… porque tenemos que hacer espacio en nuestros cerebros, que son nuestros discos duros –sólo que miles de veces más capaces y portentosos que los de una PC.
5. Reconocer que aunque hacemos todo lo posible por ser muy buenos profesionistas, siempre habrá elementos más capaces y preparados que nosotros, (esto cuesta mucho más trabajo que aprenderse de memoria el Ciclo de Krebbs) y es difícil porque exige auto-conocimiento y tener una noción de modestia y humildad y borrar nuestras envidias y rencores, que son los pecados que por terribles juzgo inconfensables y que finalmente harán difícil nuestra entrada al Paraíso… si es que ahí vamos a dar.
6. Aprender a trabajar en equipo y a aceptar y respetar el trabajo y los derechos de los demás, que nos permite aprender a pensar como seres humanos primero, luego como universitarios y al último como dentistas, y a reconocer que por mucho que nos esforcemos siempre habrá trabajos que no podemos hacer, en los que ayudamos más no estorbando. Esta característica tiene especial valor cuando se trata de equipos interdisciplinarios, que nos enseñan a lo que se dedican los demás y en donde lo hacen bien.
7. Aprender a aprender permanentemente, que de paso nos mantiene jóvenes y con agilidad mental.
8. Aceptar que la única manera en que nuestro gremio puede avanzar y fortalecerse es mediante la unión y no aceptar nada y a nadie que nos desuna y provoque discordia entre nosotros. Y lo mismo digo de nuestra Nación. Creo que esto lo he repetido unas cien mil veces en mi vida.
Aunque como sabemos existen muchos Méxicos, no existe, que yo sepa “México de adentro o de arriba” ni mucho menos “México de afuera o de abajo”. Nosotros que somos parte del grupo capaz de México, tenemos que dejar a un lado las insensateces regionalistas y los estúpidos estereotipos que sencillamente nos dividen en provincianos o capitalinos, como desearían ver quienes quieren separarnos y debilitarnos como país.
Ahora sí: añadan la curiosidad, la mística social, el hábito del estudio permanente y crítico, la meticulosidad (que aunque no lo parezca es una buena palabra), la habilidad manual (aunque esa la adquiriremos unos más y otros menos con la experiencia), la limpieza, la buena educación y la empatía, las relaciones públicas, el respeto por el orden (que ya quisieran tener muchos de nuestros seudopolíticos) y añadan el no tener asco a los fluidos corporales. Esta mezcla de características que acabamos de definir deben darnos un buen cirujano dentista moderno, o al menos uno mejor al viejo concepto que el público tiene de nosotros
La odontología es una profesión maravillosa y muy rica en soluciones. En ella casi siempre hay más de una manera de hacer las cosas bien y adecuadamente. Diariamente hay que dejar que entre aire fresco a la odontología.
Háganme sus comentarios en esta misma página para que nos erniquezcamos todos.
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Cordial invitación
Si ustedes voltean a ver a su alrededor, notarán que los dentistas de éxito que conocemos y que no son pocos, poseen otras cualidades que los alejan de la mediocridad. Tienen, por ejemplo, una mentalidad mucho más empresarial y no es raro que muchos de ellos legítimamente posean otro tipo de empresas que les producen ingresos. También notarán que esa cualidad empresarial, indispensable y vital ahora, los hace ser más receptivos, más dispuestos a la comunicación interpersonal y a la negociación, más abiertos a los cambios, más pendientes de las noticias, más cultivados, y además siempre más osados y temerarios, cualidades que los separan de aquellas almas tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.
Claro que esto no sucede siempre ni con todos; la biología y quienes nos dedicamos a ella no somos, ni nunca seremos totalmente exactos. Todavía falta que la generalidad de los dentistas lean libros de literatura y a los grandes autores, que conozcan la historia y a quienes la han cambiado, que conozcan nuevos lugares, que se interesen por el medio de vida de otros pueblos y los comparen con el nuestro; que lean diariamente los periódicos; que dependan menos de la televisión y el radio; que entren al mundo fascinante de la computación, que cultiven la pintura, la escultura, la música, la literatura, la poesía…, bellas artes que imitan lo visible y que crean o inventan lo invisible, y que enriquecen nuestras almas.
Siguiendo el ejemplo de estos dentistas de éxito y si dependiera de mí, yo añadiría a la lista de requisitos que mencioné antes, los ocho siguientes:
1. Aumentar la variedad, la calidad y calidez de nuestros servicios para hacerlos más aceptables, a ellos y a nosotros, entre la sociedad. Tenemos una mala fama entre el público que nuestros antecesores se ganaron a pulso, ahora tenemos que cambiarla. Podemos hacer que los villanos ahora sean los otorrinolaringólogos, o los proctólogos, por ejemplo. Tenemos que ponernos en los zapatos de los pacientes y ver nuestros consultorios acostados en el sillón, con la luz en la boca y con un individuo mirándonos mientras sostiene una pieza de mano y un espejo.
2. Tenemos que fomentar el respeto y aumentar el conocimiento de la ciencia y la matemática para hacer a nuestra ciencia más exacta y predecible. Estas son lo único que nos aproxima a la verdad y a la exactitud; dijo Carl Sagan, célebre astrofísico y eminente difusor de la ciencia, que son nuestra única vela en la oscuridad;
3. Elevar nuestra cultura general, que nos acerca al entendimiento y comprensión de lo que pasa a nuestro alrededor y es la única manera de distinguir entre lo que se acepta y se rechaza. Aumentar la cultura general incrementa nuestra capacidad de comunicación, que es crucial para evitar problemas y conflictos y aumenta nuestro número de amigos;
4. Se ha dicho que las mentes son como los paracaídas: sólo sirven cuando se abren, y por ello hay que abrir nuestras mentes, y
ampliar nuestros criterios, ver la vida en IMAX, para ponernos en el lugar de los demás y aumentar nuestra tolerancia y paciencia y aceptar que debemos cambiar nosotros, en lugar de esperar a que el mundo cambie. El viejo refrán “me quebro pero no me doblo” ha mostrado ser un sofisma: lo que se dobla, pero no se “quebra” es lo que perdura. Tenemos que adaptarnos al medio, cosa que ha hecho que algunas especies mejoren y perduren, tal y como lo dedujo el genio de Carlos Darwin. Adaptarnos significa aceptar con la mente abierta los cambios que produce el progreso, adoptar nuevos horarios y lugares para vivir y trabajar; aumentar nuestro número de amistades e intereses. Desechar lo que mentalmente nunca hemos empleado para introducir nuevos conceptos, nuevas y maravillosas ideas y maneras de encarar la vida… porque tenemos que hacer espacio en nuestros cerebros, que son nuestros discos duros –sólo que miles de veces más capaces y portentosos que los de una PC.
5. Reconocer que aunque hacemos todo lo posible por ser muy buenos profesionistas, siempre habrá elementos más capaces y preparados que nosotros, (esto cuesta mucho más trabajo que aprenderse de memoria el Ciclo de Krebbs) y es difícil porque exige auto-conocimiento y tener una noción de modestia y humildad y borrar nuestras envidias y rencores, que son los pecados que por terribles juzgo inconfensables y que finalmente harán difícil nuestra entrada al Paraíso… si es que ahí vamos a dar.
6. Aprender a trabajar en equipo y a aceptar y respetar el trabajo y los derechos de los demás, que nos permite aprender a pensar como seres humanos primero, luego como universitarios y al último como dentistas, y a reconocer que por mucho que nos esforcemos siempre habrá trabajos que no podemos hacer, en los que ayudamos más no estorbando. Esta característica tiene especial valor cuando se trata de equipos interdisciplinarios, que nos enseñan a lo que se dedican los demás y en donde lo hacen bien.
7. Aprender a aprender permanentemente, que de paso nos mantiene jóvenes y con agilidad mental.
8. Aceptar que la única manera en que nuestro gremio puede avanzar y fortalecerse es mediante la unión y no aceptar nada y a nadie que nos desuna y provoque discordia entre nosotros. Y lo mismo digo de nuestra Nación. Creo que esto lo he repetido unas cien mil veces en mi vida.
Aunque como sabemos existen muchos Méxicos, no existe, que yo sepa “México de adentro o de arriba” ni mucho menos “México de afuera o de abajo”. Nosotros que somos parte del grupo capaz de México, tenemos que dejar a un lado las insensateces regionalistas y los estúpidos estereotipos que sencillamente nos dividen en provincianos o capitalinos, como desearían ver quienes quieren separarnos y debilitarnos como país.
Ahora sí: añadan la curiosidad, la mística social, el hábito del estudio permanente y crítico, la meticulosidad (que aunque no lo parezca es una buena palabra), la habilidad manual (aunque esa la adquiriremos unos más y otros menos con la experiencia), la limpieza, la buena educación y la empatía, las relaciones públicas, el respeto por el orden (que ya quisieran tener muchos de nuestros seudopolíticos) y añadan el no tener asco a los fluidos corporales. Esta mezcla de características que acabamos de definir deben darnos un buen cirujano dentista moderno, o al menos uno mejor al viejo concepto que el público tiene de nosotros
La odontología es una profesión maravillosa y muy rica en soluciones. En ella casi siempre hay más de una manera de hacer las cosas bien y adecuadamente. Diariamente hay que dejar que entre aire fresco a la odontología.
Háganme sus comentarios en esta misma página para que nos erniquezcamos todos.
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Cordial invitación
a que el viernes 26 de septiembre y el viernes 3 de octubre asistan a mis dos cursos magnos “Reinventando al Cirujano Dentista, Versión 2008” (de 7 horas cada uno, comida y un libro incluidos) en la sede de la ADDF en la Ciudad de México. Esta vez tocaremos temas nunca vistos antes, como la manera de presentar los casos de manera que el paciente los acepte y pague y diversos medios de financiamiento, además de la nueva sección sobre los más modernos materiales y equipos dentales. Por favor regístrese desde ahora, porque el cupo es limitado a sólo 100 personas en cada curso y ya tenemos varias inscripciones. Informes e inscripciones en mi consultorio (55)5550-7074, en la ADDF en el teléfono (55)5611-6856 o con la Dra. Lorena Miranda al celular 04455-1353-5414. Son los mismos teléfonos para adquirir mis libros.Mi página web es www.dentistasenmexico.com
Consulten también la página http://www.odontologos.com.mx/